Así ha resumido el Sistema actual:
- Mercantilista.
- Prioridad absoluta del valor de cambio y ausencia de escala de valores y planteamientos éticos.
- Acumulación de la riqueza por una élite transnacional que sigue pautas depredadoras reptilianas (un león ataca si tiene hambre o para defenderse; un cocodrilo ataca siempre, aunque esté saciado y no se le amenace).
- Maximización del beneficio: mayor beneficio posible en el menor tiempo posible, sin atención alguna a la distribución social de la riqueza ni a los impactos a medio y largo plazo (los sentimientos no existen y si alguna vez se expresan emociones son, realmente, “lágrimas de cocodrilo” con las que avanzar en objetivos cortoplacistas).
- Despreocupación ecológica.
- Fomento entre los seres humanos de una visión egocéntrica del mundo y de la propia vida.
- Sometimiento de la ciencia y la tecnología a los objetivos del sistema.
- Característica básica: especulación.
- Eje sectorial: financiero.
- Agente hegemónico: banca internacional.
- Geoestrategia: globalización.
- Perfil institucional: supranacionalismo global y no democrático (los gobiernos “democráticos” reducen su papel a meras marionetas del verdadero poder económico-financiero global, al que quedan sometidos los Estados-Nación -con ellos, los ciudadanos- mediante la bancarrota de las Haciendas Públicas y la acumulación de enormes volúmenes de deuda pública que ese poder se encarga de provocar, alimentar, financiar y refinanciar).
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