El plato o la vida es el primer documental que denuncia la falacia alimentaria en los comedores escolares
(y también geriátricos). Comedores donde los cocineros, expertos
abridores de latas y bolsas, preparan cada día la comida de niños y
niñas “alimentados” con productos de baja calidad y no alimentos
verdaderos.
Los comedores colectivos son todo un negociazo en el que se pasan por el forro de los coxones las bases de una buena alimentación a cambio de unos nada desdeñables ingresos monetarios.
Un típico menú semanal en un comedor escolar se compone de :
LUNES: Pescado que es muy sanote. Vale, pues a los enanos les
endiñamos unos precocinados que nos salen muy baraticos. Varitas de
pescado, buñuelos de bacalao, empanadillas de atún, croquetas de vete tú
a saber que pescado. El cocinero en un plis plas te hace la bolsa de
fritanga.
MARTES: Ensaladas. La “sana” recetuki: El cocinero desmenuza unas
lechugas iceberg (pelota de lechuga de plástico que no sabe a na), abre
las latas de: zanahoria y remolacha ralladas (eso sí, con cuidadín de no
rebanarse una tajada de la mano, todo un trabajo de alta peligrosidad)
, maíz (transgénico), aceitunas y algún tomate made in invernadero.
MIÉRCOLES: Carne. Una duda que me intriga, ¿por qué las hamburguesas
tienen un sospechoso color rosa y no rojo como es verdaderamente la
carne de ternera?. Los coles pueden ofrecer carne cada día: la
producción acelerada y masificada en las granjas les ofrece una proteína
a bajo coste.
JUEVES: Pescado. El plato estrella de los comedores escolares,
blanquito y sin espinas, la panga. Lección de geografía para los
churumbeles, proviene de los ríos contaminados de China y lo alimentan
con “piensos guarros”. Nadie sabe qué forma tiene cuando está viva este
pescado, debe de ser que la crían ya fileteada y congelada. El cocinero
piensa que la crean a partir de una masa de otros pescados (como el
surumi) y le dan luego la forma de filete “panganero”.
VIERNES: Verdura. Claro, claro ya se sabe, cinco al día de frutas y
verduras, sano, sanote… pero otra vez las dichosas bolsas de
congelación. “Modus opernadi” del cocinero, rasgar la bolsa, ahogar las
verduras en una piscina de agua, cocer y si a caso “enriquecer” con
alguna pastilla de “Avicrem”. Resultado, nenes hoy tenéis “verduritas
intemporales al aguachirri con esencia de Avicrem”.
¡Vamos hombre, menuda guarrada de alimentación para nuestros hijos!. El primer paso: informarse de lo que es una verdadera alimentación sana, concienciarse y tomar poder de nuestros derechos.
Y aquí, el citado documental El plato o la vida
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