La biodescodificación nos enseña a escuchar nuestro
cuerpo, una escucha biológica, no psicológica. Es la búsqueda de los
códigos biológicos que hay detrás de todo síntoma y la comprensión
emocional que los activa, para que, de esta manera, se puedan
descodificar y activar unos nuevos códigos, gracias al cambio de
perspectiva que el paciente obtiene en la búsqueda.
Nos enseña a acompañar a nuestro paciente a este lugar que él no
quiere ir, el inconsciente, este lugar oscuro que Carl G. Jung le
llamaba sombra. Vendría a ser como la analogía de un cuento sufí:
“Érase un hombre que estaba buscando las llaves que había perdido de
su coche, y las estaba buscando a la luz de una farola. Se le acerca
alguien y le pregunta: ¿Qué estás buscando? Y él responde: las llaves de
mi coche que las he perdido. A lo que le contesta: No te preocupes:
¿estás seguro de haberlas perdido aquí? No, le contesta, las he perdido
allá, señalando la oscuridad. Entonces, ¿por qué buscamos aquí? Y él le
contesta: !Por que aquí hay luz!
Nosotros actuamos igual, buscamos la solución a nuestros males en un lugar cómodo llamado consciente. Allí encontramos las explicaciones que nos interesan. En el consciente nos podemos justificar, razonar y explicar lo sucedido. Pero la solución está en el inconsciente, aquel lugar oscuro donde no queremos ir, porque en él se encuentran las auténticas razones que no queremos ver ni escuchar.
Hay que tomar consciencia de que la emoción es la clave, es la que nos permite vivir, es el motor
Nosotros actuamos igual, buscamos la solución a nuestros males en un lugar cómodo llamado consciente. Allí encontramos las explicaciones que nos interesan. En el consciente nos podemos justificar, razonar y explicar lo sucedido. Pero la solución está en el inconsciente, aquel lugar oscuro donde no queremos ir, porque en él se encuentran las auténticas razones que no queremos ver ni escuchar.
Hay que tomar consciencia de que la emoción es la clave, es la que nos permite vivir, es el motor
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