1 millón de niños índigo, mensajeros de la luz, se reúnen para entonar
un cántico por un nuevo mundo, el 11 de diciembre de 2010, en el templo
de Dhammakaya (Tailandia) asumieron el compromiso de ser líderes
virtuosos, un acontecimiento histórico cuyo objetivo principal es
cultivar un sentido profundo del bien e inculcar en las mentes de la
juventud del mundo un conocimiento de valores morales intemporales para
dirigirlos y preservarlos en sus vidas. Estos hábitos basados en
enseñanzas éticas y morales sólidas, generan automáticamente buenos
pensamientos, buenos discursos y buenas acciones, no solo a nivel
individual sino para toda la sociedad mundial.
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