Rick Hoyt sufrió al nacer una estrangulación con su
propio cordón umbilical, lo que le produjo daños irreparables en el
cerebro. Los médicos le dijeron a su padre, Dick Hoyt,
que el chico sería un vegetal toda su vida. Sin embargo, conforme
pasaron los meses y los años, Dick se dio cuenta de que el chico los
seguía con la mirada cuando estaban con él. Cuando cumplió 11 años, sus
padres lo llevaron al departamento de ingeniería de una universidad para
preguntar si había algún medio de comunicarse con su hijo. Allí les
dijeron que su cerebro estaba muerto. Sin embargo, Dick les pidió que le
contaran un chiste, tras lo cual el chico (Rick) sonrió. El cerebro estaba vivo. A partir de ahí Rick
finalmente fue capaz de comunicarse usando un ordenador. A los pocos
años, un compañero de clase quedó paralizado por un accidente de coche.
La escuela entonces organizó una carrera de caridad para conseguir
fondos. Rick quiso participar, y su padre, que nunca
había corrido, lo intentó. Ese día, la vida del chico cambió. Rick
escribió en su pequeño ordenador:
“Papá, cuando corrimos la maratón sentí que ya no era discapacitado, era como si estuviera corriendo yo de verdad”
Entonces, el australiano de aproximadamente 60 años decidió intentar
la increíble hazaña de inscribirse con su hijo en la titánica prueba IRONMAN (HOMBRE DE HIERRO). Este triathlon es una prueba de más de 12 horas para gente grande con convicciones realmente fuertes, terminar un Ironman es algo fuera de este mundo.
A pesar de que la gente les decía “ES IMPOSIBLE, ES UNA LOCURA”, Dick
participó en el IRONMAN con su hijo, vean lo que ocurrió, vean estas
increíbles imágenes de amor humano en estado puro:
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